jueves, 25 de junio de 2009

LA HORMIGA Y LA CIGARRA


ahí va la versión NO censurada, en honor a Gabo Márquez, de la increíble y triste historia de la hormiguita chambeadora y la cigarra desalmada.

La hormiguita que trabaja a brazo todo el verano bajo un calor aplastante NO puede construir su casa ni aprovisionarse de víveres, porque la cigarra huevona se apropia del 90% del producto de su trabajo bajo tres principios: es más cabrona, más grandota y más cínica; en consecuencia, controla los medios de comunicación, la prensa, los partidos políticos y, además, obliga a las hormiguitas a usar tarjetas de crédito y cuentas de nómina.

Cuando llega el invierno, la cigarra llega y le embarga a la hormiguita lo poquito que ha podido juntar para el invierno y la echa fuera de la casita que renta. Si dos o tres hormiguitas se ponen gruexas, la cigarra se inventa una guerra contra el narcotráfico y les parte la madre.

Como cada vez hay más hormigas desplazadas, explotadas y endeudadas, piensan que a lo mejor pueden mandar a la tiznada a la Cigarra y se organizan. Entonces la Cigarra, asesorada por los expertos en manipulación de masas, programan una dosis masiva de telenovelas; animan a la gente a votar en blanco, invocan para todo a una hormiguita mártir buena onda que murió por culpa de las cigarras remonas hace cerca de dos mil años, y compran a las empresas encuestadoras para que quede claro que las pinches hormiguitas están hundiendo al país y que solamente las decisiones firmes de la señora CigarraPresidentaBeoda y huevona y su fuerte trabajo contra el tráfico de moronitas puede impedir los excesos y la delincuencia de las rojillas esas antenudas y patudas, tan feas y cabezonas.

Vividores como el PAN, el PRI, el PANAL, el Verde, los Chuchos, los banqueros, los jerarcas eclesiásticos, las cúpulas sindicales y otras especies de entre seis y cien patas se manifiestan delante de la tienda de la campaña donde las hormiguitas están en huelga de hambre. Mientras tanto, la Cigarra, aprovechando el despadre, organiza una guerrita en la que mueren doce mil hormiguitas en tres años, claro, de las malas, de las negritas, de las que trafican con azúcar, total, a esas, aunque sean la mayoría jóvenes y de la misma especie que las hormiguitas, pssss nadie las defiende, a ver, pa qué se meten en esa cosas tan horrorosa de andar llevando y trayendo azúcar.

El Congreso, controlado por las Cigarras más gordas -una de ellas había estado en Hacienda- feas -todas al estilo cigordillo- huevonas y traidoras, pero con muuuuuucha lana -que les chingaron a los borregos- autoriza que de ahora en adelante todas las hormiguitas tengan que ordenar sus asuntos financieros y, de lo que les quede luego de trabajar duramente durante el verano, paguen primero y en estricto orden: a los banqueros, los impuestos de las cigarras, luego otra vez a los banqueros y si les sobra algo, de nuevo los impuestos de las cigarras.

Las hormiguitas (exceptuando a una que hizo sus maletas y dijo fuchi, yo me voy a un país desarrollado donde aprecien mi éxito individual, ahí háganse bolas ustedes, idealistas), que cada vez son más y más y más y están cada vez más y más y más enojadas e informadas, deciden intentar todos los medios legales y pacíficos para que se les respeten sus derechos. Entonces se inician las huelgas generales y se paraliza el país. Las cigarras, que no saben producir nada -salvo chismes y mañas- están indignadísimas porque no tienen qué comer ni quién les lave las patas roñosas, ni quién les escuche sus discursos de fea voz, ni quién les arregle sus coches... Y zaz, se desfonda el virreynato prianista de las cigarras. Algunas, las más necias, todavía intentan algunas maniobras viles, pero las hormiguitas están completamente, totalmente decididas a liberarse de las cigarras y de los enjambres de zánganos que las acompañan.

Incapaces de hacer nada útil, las cigarras mueren de una sobredosis de holganza y estupidez.

Entonces, el nuevo gobierno de las hormiguitas chambeadoras -muchas de ellas desmadrosas, pero todas entronas, solidarias y leales- abre las puertas del país para que ingrese con plena libertad y se instale en el amplio territorio numerosos grupos de arañas migrantes que vienen huyendo de una banda de batracios que acaba de dar golpe de estado en el país de las arañas.

Desde entonces, las hormiguitas lucen unos modelitos tejidos en seda, de impecable factura.

Tan-tán.


TRIGO

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